«Huir del germen de la discordia» ha sido una de las frases destacadas del pasado discurso de Navidad del rey Felipe VI que más ha copado los titulares en la prensa nacional. Así como que «cada institución debe situarse, empezando por el rey, en el lugar que esta institución impone».
En su discurso navideño, el monarca ha advertido que «fuera» de la Constitución «no hay democracia ni convivencia posibles», tampoco ley, ni paz, ni libertad, sino «imposición y arbitrariedad». Palabras como: tragedias, silencio, aislamiento y dolor; además de otras que han sido remarcadas no sólo por la prensa, sino por el propio Felipe VI en su discurso, como: lenguas, tradiciones, funcionamiento de los servicios públicos y acceso a la vivienda, nos dejan claro que debemos aferrarnos a la Constitución del 78 y a todos sus artículos para la buena convivencia en nuestro país.
Diversos partidos políticos han compartido en estos dos días la preocupación con el monarca por la situación de la violencia de género y los relativos al acceso a la vivienda y a la jubilación justa. Aunque la prensa también ha creado un pequeño germen de discordia en cuanto al discurso, destacando que el rey no mencionó el bloqueo del CGPJ por parte del PP ni los «disturbios provocados» en Madrid contra la amnistía y la investidura de Sánchez. Ante las palabras del rey, el Gobierno está dividido, mientras que la presidenta del PSOE Cristina Narbona coincidía en la línea marcada en dicho discurso, su socio preferente de SUMAR cargaba contra las palabras del monarca, definiéndolas como intrascendentes, decepcionantes y ancladas en el pasado. Por su parte, el principal partido de la oposición, a través de su portavoz Cuca Gamarra, aplaudió el discurso en todo su contenido.
Felipe VI no se posiciona, sólo pide paz, aunque con otras palabras, elogiando diversos artículos (también sin citarlos, aquellos como el artículo 3, el 43 o el 47) de la Constitución como únicas garantías de bienestar sociopolítico y económico. La unidad será la clave para superar los serios retos a los que España se enfrenta hoy, mencionaba en mitad de su discurso el monarca, quien finalizó deseando unas felices fiesta en las lenguas cooficiales.
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