Según la UNESCO el porcentaje de docentes que abandona el sistema educativo ha aumentado un 4,4%

El Derecho a la Educación está reconocido en la Constitución Española en el Título I de los derechos y deberes fundamentales: «La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. Todos tienen el derecho a la educación y se reconoce la libre enseñanza». El gobierno español junto a otras organizaciones como la UNESCO realizan trabajos diarios para procurar la mejora del sistema educativo.

Los docentes son el pilar que sostienen la red de educación. Profesores y profesoras tratan durante seis horas de lunes a viernes los nueve meses del año con sus estudiantes. Estudiantes que no son otra cosa que niños y niñas que empiezan a formarse desde los tres años junto a distintos profesores que los acompañan hasta los dieciocho años.

Estos profesionales no solo educan en su materia, sino que conviven, escuchan, ayudan, comprenden y están ahí para sus alumnos. Son agentes claves de conocimiento y transformación de la sociedad. Sin embargo, muchos sucesos ocurridos en este último siglo ya indican que esta situación debe cambiar.

LA ESCASEZ DE PROFESORES

La UNESCO, en colaboración con el Grupo de Trabajo Internacional sobre Docentes para la Educación 2030, ha realizado un informe global sobre docentes. En el que ha resultado que la tasa de abandono de la profesión de educación primaria se ha duplicado del 4,62% en 2015 al 9,06% en 2022.

Datos alarmantes de cara al Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 de una educación de calidad inclusiva y equitativa. A este ritmo, se prevé una incorporación urgente de 44 millones de docentes de primaria y secundaria en todo el mundo para 2030.

Un problema apremiante que aglutina cada vez un mayor número de alumnos por clase, donde la atención personalizada se reduce, hay educadores sobrecargados, disparidades educativas y tensiones financieras en los sistemas educativos.

La UNESCO ha dejado claro que esta situación no es una cifra sino una crisis, y que la financiación de nuevas plazas docentes es ineludible.

Además, proponen otra serie de soluciones:

La mejora de salarios y condiciones laborales; involucrar a los docentes en la toma de decisiones y fomentar una cultura escolar colaborativa que pueda atraer y retener educadores de calidad; confiar y contratar a docentes noveles o el bienestar y motivación relacionada con esta profesión que permita un acceso equitativo y autonomía.

Ponen el foco de igual manera en una educación basada en la igualdad de género, equilibrada y cuyo impacto en los resultados educativos sea crucial para lograr sistemas inclusivos y eficaces.

LA SITUACIÓN EN ESPAÑA

La ampliación de listas de profesores, dicha apertura de forma permanente; ofertas de empleo público; recurrir a los servicios públicos de empleo e incluso contratar y nombrar docentes a aquellos que no cuentan con formación pedagógica (máster de secundaria), son algunas de las medidas que toman las consejerías ante la escasez de docentes.

Docentes de tecnologías, griego, latín, filosofía, matemáticas, lengua castellana, u otras como el catalán o euskera, son difíciles de encontrar, de acuerdo con diez de las diecisiete comunidades autónomas. Lo que da lugar a plantillas incompletas durante todo el año y a la formación de alumnos a través de métodos como el aula virtual o complementación de otros profesores, que provoca la saturación y el colapso de aquellos docentes que ya forman parte del sistema.

Desde CCOO consideran que la dignificación de la profesión docente es la solución, además de la realización de una ley del profesorado y un estatuto docente que de un reconocimiento laboral y económico a la tarea fundamental que corresponde a la enseñanza pública. No necesitan un parche, sino una solución.

EL PAPEL QUE JUEGA LA PSICOLOGÍA

Según el I Estudio sobre el Estado de Ánimo de los docentes un 40% de los docentes ha admitido padecer síntomas depresivos en el presente curso académico, afirmando que el entorno cada vez es más complicado y que no reciben ningún tipo de apoyo. Los profesionales del ámbito educativo, que suman alrededor de 760.000 personas en España, deben cuidar su salud mental para poder educar a los estudiantes.

Estudiantes que se encuentran en una edad vulnerable.

Según el Estudio PsiCE, Psicología en Centros Educativos: «Los trastornos de depresión y ansiedad son la clase más común de problemas referidos durante la adolescencia. El 50% de los trastornos mentales comienzan antes de los 18 años mientras que el desajuste emocional o comportamental aparece antes de los 15 años». Además, los datos indican que el 12% de los adolescentes presentaron puntuaciones compatibles con riesgo de problemas emocionales y conductuales, el 6% síntomas de depresión grave y el 26% depresión moderada, mientras que un 15% refirieron síntomas de ansiedad grave y un 20% de ansiedad moderada. Y un importante 4,9% de los adolescentes indicó que en algún momento había intentado quitarse la vida.

«Los psicólogos y pedagogos conocen las herramientas, pero no están en el día a día del aula, a veces ni siquiera de los centros. El profesorado, por su parte, está en las aulas, pero no necesariamente tiene acceso a estas herramientas. Resulta evidente que la colaboración entre ambos beneficiaría al alumnado, sin embargo, la falta de medios, la sobrecarga de tareas administrativas, la orientación a resultados y la deshumanización que a diario vivimos en los contextos educativos tiene un impacto negativo en el bienestar no solo del alumnado, sino de toda la comunidad educativa. Creo que lo más importante es encontrar momentos (es decir, invertir recursos) en los que pueda producirse esta colaboración», afirma Irene Torra, psicóloga. 

En la Semana de la Educación aprovechamos para darle voz a un problema que incide directamente en docentes y estudiantes. Ya que la digitalización, el desarrollo de sistemas o el desarrollo personal de los niños y niñas no sería posible sin ellos. 

Claudia Dorado Ramírez
Estudiante de Historia y Periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos.

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