
Hablamos con Ana Trejo, licenciada en Sociología y Ciencias Políticas, Máster en Igualdad de Género, Experta en Divulgación y Cultura Científica y Especialista en Consultoría en el Sector Público. Ana es autora del libro En el nombre del padre, y creadora del proyecto de divulgación feminista Stop Vientres de Alquiler. En esta entrevista nos proporciona un análisis feminista desde los derechos humanos del ecosistema del negocio de la gestación subrogada.
¿Cómo se trata la gestación subrogada en España?
La gestación subrogada es una práctica que se enmarca dentro del negocio más amplio de la reproducción asistida. Este negocio tiene u gran poder en España, de hecho es uno de los países con unas legislaciones en términos de reproducción asistida más permisiva de toda Europa. Por eso somos un país de turismo reproductivo.
Las clínicas de fertilidad son las que se llevan el 60% de lo que genera este negocio, que se estima que en 2027 alcance 39 mil millones de dólares. Esta industria nos convierte a las mujeres en materia prima y a los bebés en productos para ser vendidos a los compradores.
En España se permite todo menos la gestación subrogada. La donación de óvulos y de esperma es anónima, algo que no se permite en el resto de la UE, porque los niños y niñas tienen derecho a conocer su origen e identidad. Como comentada, en nuestro país esta práctica está prohibida, lo garantiza la Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida, pero en el 2010 se creó una exclusión de la Dirección General de Recursos y Notaría, que es la que permite que ciudadanas y ciudadanos españoles acuden al extranjero, a los pocos países en los que es legal, a comprarse bebés. Es absolutamente necesario que esa instrucción que supone un fraude de ley sea derogada, para que ningún español pueda comprar un bebé como quien va a comprarse un bolso de diseño, porque los niños y las niñas no son muñecos reborn, son seres humanos, sujetos de derechos, y cuando nacen y nada más nacer son separados de la única madre que identifican como tal, lo que se les está produciendo es un daño en su salud y en su dignidad; por supuesto este daño también se está infringiendo en las mujeres.
¿Nos podrías hacer un ranking de los países úteros del mundo?
Canadá, Estados Unidos, Rusia, Ucrania, Georgia, Reino Unido, Australia, Sudáfrica o Tailandia son destinos de gestación subrogada, aunque cada uno con un diferente grado de permisividad a la hora de llevar a cabo esta técnica y para cualquier modelo de familia (heterosexuales, homosexuales o solteros).
Las guerras, en particular vamos a poner el foco en Ucrania, paralizan la explotación de las mujeres como vientre de alquiler. ¿Cuál es el impacto de los conflictos sociales en las crisis económicas y sociales que tienen como epicentro a la mujer?
Lo que muestran los datos sobre el número de infantes comprados por españoles en el extranjero en la última década, es que los principales países a donde acuden a comprar son EEUU y Ucrania. Evidentemente el mercado estadounidense es más caro y ofrece más garantías legales para los compradores; Ucrania está sufriendo un descenso por motivos de la guerra, sin embargo esto se está reinventando y el negocio de la explotación reproductiva está trasladándose a otros países como Albania, Canadá, Portugal, países donde hay un vacío legal como Colombia o Argentina. Hablamos de una trata de mujeres con fines de explotación reproductiva.
¿Por qué es importante abolir la gestación subrogada?
Porque esto es una utilización y una instrumentalización y una cosificación de las mujeres que no podemos permitir. ¿Cómo puede permitirse que estas mujeres sean sometidas a estos tratamientos de reproducción asistida y, que embarazadas, sean trasladas a otro país, a un país extranjero lejos de su familia, donde pasarán parte del embarazo y darán a luz a un bebé para entregárselo a unas personas de las que no sabe nada?
En las páginas webs de venta te prometen una generación completamente sana, en la que pueden elegir rasgos genotípicos como el color de pelo, piel u ojos. Y donde puedes descartar genéticamente a los fetos que vengan con enfermedades. Muchos fetos, como ha denunciado el Defensor del menor de Ucrania, son abandonados. Hay una práctica muy racista, muy clasista y, por supuesto, absolutamente misógina, y e que las propias clínicas ucranianas te dicen que las mujeres ucranianas son perfectas para ser madres de alquiler y para aportar sus óvulos. Porque están muy bien preparadas para la maternidad dado que por sus características sus óvulos son muy deseados. Esta forma de vender a la mujer, en catálogos, yo lo defino como pornografía reproductiva.
¿Hay más explotación de mujeres que adopciones?
Mientras que la adopción trata de garantizar que los niños y las niñas estén en las mejores familias, que vayan a cuidar de ellos y que vínculos que se rompieron en la infancia entre estos recién nacidos y sus madres y sus padres, puedan regenerarse. Por circunstancias, la subrogación hace todo lo contrario, pone a los niños y las niñas en riesgo porque pueden ser comprados por cualquiera.
Nadie controla esto, si tienes dinero te puedes comprar un bebé aunque seas un delincuente.