Cómo tener una vuelta al cole sin conflictos por las pantallas

Casi acabado el verano y las vacaciones, muchos padres y madres no sólo están con la tensión por todo lo que supone un mes de septiembre lleno de gestiones por la compra de material escolar, libros y uniformes; por la elección de las extraescolares y los deportes, los comedores, las becas y un sinfín de cosas más, sino que, además, desde hace unos cuantos años, tienen que lidiar con la vuelta al cole después de un verano, muchas veces, extra de tiempo de pantallas.

¿Y cómo volver sin morir en el intento?

Es verdad que muchas familias han logrado ese equilibrio saludable entre los ratos de conexión y las actividades de ocio saludable o, incluso, han conseguido que sus hijos olvidaran por completo los dispositivos electrónicos durante el verano, pero otras muchas, o bien han tenido que tirar de ‘acuerdos de uso’ o, por el contrario, han sufrido un exceso ante la avalancha de días y horas de vacaciones de sus hijos en casa.

Sea como fuere, volver a la rutina de horarios y actividades escolares es imprescindible, aunque la mejor forma de hacerlo es de una manera progresiva, empática y con paciencia, mucha paciencia. Si nosotros reconocemos tener síndrome post vacacional por haber parado quince días de nuestro entorno laboral y olvidarnos de madrugones y reuniones… ¿Cómo pueden sentirse ellos después de más de sesenta haciendo todo lo que más les gusta y, de pronto, tener que parar en seco?

Para ello, aquí os comparto unas pautas que os pueden orientar o ayudar, aunque podéis adaptarlo a vuestras necesidades, porque como siempre digo, nadie mejor que los propios padres para conocer qué funciona con cada familia y los hijos:

  • Al igual que ocurre con volver a establecer los horarios de acostarse para levantarse a la hora de ir al colegio y asegurar el descanso necesario, con los de uso del móvil o la videoconsola con fin recreativo, lo mejor es ir consiguiéndolo poco a poco y no justo el día antes de comenzar el período escolar. Para ello, tenemos esos primeros días de septiembre hasta el inicio de colegios o institutos que nos van a permitir dosificar el uso de pantallas e introducir las nuevas tareas alternativas para rellenar esas horas de sus días: preparar el inicio de curso, ayudarnos con gestiones, organizar planes familiares, etc.
  • Cuando comiencen las clases debemos establecer las normas que vamos a tener en casa respecto al uso de pantallas en días lectivos o fines de semana, adecuadas a la edad de cada niño, a su madurez, grado de responsabilidad y necesidades de la familia, pero tendremos que pensar que, en estos primeros días, a veces, podemos rebajar un poco los límites, siempre de forma consensuada y explicando el porqué de nuestras decisiones.
  • Que el hecho de comenzar a establecer unas normas estrictas respecto al uso de la tecnología pueda generar en algún caso conflictos familiares, incluso serios, no se debe confundir con que nuestro hijo o hija tenga una adicción a las pantallas. Pensad que retirar a un niño de una actividad que también le gusta mucho de golpe le puede generar ansiedad, frustración y rabia, y más teniendo en cuenta que ahora mayoritariamente lo que más usan son dispositivos digitales. Aun así, debemos estar alerta ante cualquier señal que nos pueda indicar que algo no va bien para poder prevenir riesgos: Si se encierra en su habitación más de lo habitual, si baja su rendimiento y calificaciones en el colegio de manera repentina, si percibimos cambios físicos —como bajada de peso—, cansancio o somnolencia, si cambia de amigos repentinamente o se aísla y no quiere salir de casa; si se muestra agresivo de manera constante, contesta de mal modo o notamos cualquier otro cambio pronunciado en su carácter, como tristeza o ansiedad; si se irrita, o incluso se vuelve violento, cada vez que intentamos que desconecte del ordenador o deje de utilizar el móvil.
  • Aunque nosotros somos adultos —y sus padres—, no cabe duda de que los menores aprenden por imitación y, por ello, debemos ser los primeros referentes para nuestros hijos, con y sin tecnología. De este modo, debemos tratar de cumplir las mismas normas que fijamos como saludables en casa: no utilizar dispositivos tecnológicos en la mesa y/o durante las reuniones familiares, desconectar por la noche y disfrutar de tiempo en familia, no utilizar la tecnología en la cama por la noche y ser la primera cosa que hacemos al levantarnos, etc.

Sabemos que establecer cambios, normas y rutinas no es fácil y puede generar tensión en casa, pero si tratamos de hacerlo mediante la conversación y la escucha activa, conseguiremos un clima de diálogo con nuestros hijos que puede favorecer a evitar los conflictos y, sobre todo, a solucionarlos de una manera más calmada y efectiva.

Sobre esto y muchos otros temas hablo en mi primer libro Crecer con Pantallas, una herramienta que espero pueda servir de ayuda a progenitores y educadores a enseñar a sus hijos a realizar un uso seguro, saludable y responsable de la tecnología.

Laura Cuesta vuelta al cole
Laura Cuesta
Licenciada en Historia del Arte. Profesora de Comunicación y estrategia digital para marcas y emprendedores. Experta en la formación para el uso seguro y saludable de la tecnología y en la gestión de la ciudadanía digital. Docente de la Universidad Camilo José Cela y autora del libro «Crecer con pantallas».

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