Rachid Mohamed: «Siempre he sabido que tenía que llevar un nivel un poquito mayor para que me trataran igual»

Dentro del marco del Primer Congreso de Abogacía con Alma, realizado en Gandía, gracias a la iniciativa de la abogada Ana Almiñana, hablamos con Rachid Mohamed, Doctor en Derecho y abogado en ejercicio desde 2003, perteneciente a los Ilustres Colegios de Almería y Melilla. Destaca por su especialización en derecho penal, interviniendo en la defensa de procesos complejos sobre delitos económicos y criminalidad organizada.

Ha ejercido como Fiscal en la Audiencia Provincial de Cádiz en el año 2007 y en la Fiscalía de Área de Jerez de la Frontera en el año 2008. Además, desde el año 2010, año de su primer nombramiento hasta el año 2014, ha ejercido como Juez en los Juzgados de Ceuta.

Actualmente es director del área de cumplimiento normativo y derecho penal económico en la firma Lazaar abogados.

En este Congreso de Abogacía con Alma, Rachid Mohamed presentó al público su ponencia Desmintiendo mitos sobre la abogacía. 

Rachid, háblanos del voto por correo y los quebraderos de cabeza que este te ha ocasionado.

El voto por correo es un procedimiento penal que se llevó en Melilla, cuya instrucción duró 10 años. Fue un procedimiento muy complejo, y es que el quebradero de cabeza fue sobre todo por la influencia política que había. Existían muchos intereses políticos en torno a este asunto, muchas presiones. Expliqué en otras entrevistas que se llevaban al límite los derechos fundamentales cuando se practicaban diligencia (eran diligencias policiales muy agresivas para el delito que se estaba investigando) Entonces fue un poco duro y a eso había que añadirle también el impacto mediático, dado que este procedimiento que fue muy seguido por la prensa.

Esto incluso ha sido mencionado en una Memoria de la Fiscalía General del Estado, donde se habla de corregir el voto por correo , lo que es la regulación de la ley electoral para evitar fraudes, en cada uno de los procesos electorales. Algo que ahora es importante, porque estamos en proceso, todavía, de votar por correo para estas elecciones. 

En 2019 te presentaste a decano con la intención de innovar en la abogacía melillense, ¿sigues apostando por el cambio o has notado cierta renovación en el sector? 

Sí que empiezo a ver en cierta ciertos cambios. Yo he sido poco tradicional en la abogacía, me ha parecido tan rancia, a pesar de ser abogado, que siempre he creído en una renovación profunda (¡basta ya de hacerse foto con el Aranzadi detrás!). Ahora vamos a utilizar tecnología, vamos a automatizar todo lo que sea automatizable y ser un poquito más eficaces. Poco a poco empiezan a anotarse cambios, hay muchísima gente joven en el sector; hay una irrupción de las nuevas tecnologías inevitable, también por parte del Estado, por el Gobierno, se está implantando toda la digitalización de los procedimientos del entorno de la abogacía.

«Siempre he sabido que tenía que llevar un nivel un poquito mayor para que me trataran igual, lo que me ha obligado a estar en continua formación e intentar ser mejor.

Hablando de tecnología, ¿cómo ves las redes sociales aplicadas a las abogacía?

Para mí son esenciales. Personalmente me me dieron un gran impulso. Las redes sociales, bien gestionadas, son imprescindibles, si no, a día de hoy, no eres nadie.

Tu ponencia ha estado marcada por la palabra, o eufemismo,  prejuicio… ¿Hay respeto de abogado a abogado? ¿Y de cliente a abogado?

Los prejuicios son una realidad, no solo la abogacía, sino en cualquier sector. Y si además eres extranjero puedes ser tachado o calificado de tener menos o menor calidad. Esta mentalidad es una realidad y no la podemos evitar, la podemos combatir pero cada uno desde nuestro día a día y nuestro entorno. 

Yo, particularmente, estoy muy orgulloso de mí. Soy uno más, pero salir adelante o intentarlo, ganarme el respeto en la abogacía, con estos antecedentes expuestos en la ponencia (hombre de origen africano, no católico…), me llena personalmente. 

Este obstáculo ha dado lugar a un gran sacrificio por tu parte, ¿cómo has logrado los recursos para conseguir esta posición, para paliar el sacrificio y el racismo?

Con la confianza en uno mismo, el negarte a asumir esa realidad, el negarte que por  determinadas características o circunstancias personales, no puedas ser igual. Los que partimos de esta posición tenemos que hacer un sobreesfuerzo para demostrar que somos normales. Pero eso también me ha ayudado a mejorar en calidad. Siempre he sabido que tenía que llevar un nivel un poquito mayor para que me trataran igual, lo que me ha obligado a estar en continua formación e intentar ser mejor. 

«Yo he sido poco tradicional en la abogacía, me ha parecido tan rancia, a pesar de ser abogado, que siempre he creído en una renovación profunda.

¿Qué consejo le darías a un estudiante que se ve en una postura de tener que ser el mejor, de tener que sobresalir sobre el resto debido a los prejuicios?

Como no queda opción, no hay alternativa. Pero la recompensa es gratificante. La lucha es supervivencia y esto a la larga se convierte en notoriedad.

Por último, ¿qué libros recomiendas a nuestros lectores?

Libros de autoayuda o emprendimiento: Tus zonas mágicas y Tus zonas erróneas, creo que son clásicos que cualquier profesional emprendedor necesita para entender un poco el comportamiento humano y nuestras capacidades. Pero, si tengo que recordar un libro que me haya marcado a lo largo de mi vida es El mundo de Sofía.

inés martinez garcia
Inés Martínez García
Periodista especializada en cultura (Universidad Rey Juan Carlos). Directora editorial de Libero y escritora. Es directora de comunicación en Dykinson y codirectora de Encuentros Dykinson. www.liberoeditorial.com @srta_agnes

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