Hablamos con Clara Ramas San Miguel, profesora de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Doctora Europea en Filosofía por la misma universidad, ha dedicado su labor investigadora a la obra de Karl Marx y su conexión con la tradición filosófica alemana. Ha sido investigadora en Berlín y Friburgo con figuras como Michael Heinrich, dentro de la iluminadora «Nueva lectura de Marx» alemana, o Günter Figal, y docente en universidades españolas, europeas y latinoamericanas.
Tu libro parte de la tesis doctoral que concluiste en 2015, ¿cómo fue el proceso de investigación y de archivo para encontrar nuevos enfoques a la crítica de la economía de Marx?
Pues para mí fue muy importante tener la posibilidad de hacer estancias de investigación en Alemania. Estuve trabajando allí varios meses con Mihail Heinrich, que fue un poco mi mentor en todo este proceso de lectura de Marx, y gracias a eso pude acceder a la nueva lectura de del filósofo, que se hace en Alemania desde los años 70 y que ahora es una de las lecturas, creo, más novedosas. Participar en ese entorno, pues me dio la oportunidad de conocer a investigadores allí, de grupos de trabajo de doctorandos, visitar bibliotecas, fondos bibliográficos muy importantes en las universidades en Berlín y luego también en Friburgo. Y de esa manera hacer una lectura novedosa en España, porque trae enfoques de Alemania que aquí no son tan conocidos.
¿Qué es el fetichismo de la mercancía?
Con este término, Marx quiere aludir a un proceso que ocurre en nuestra sociedad moderna, en la sociedad capitalista, donde una relación que es social y que se establece por relaciones entre personas toma la forma de una relación entre cosas, porque al final todas nuestras relaciones sociales en el capitalismo están mediadas por el intercambio de mercancías: Tú vas a buscar un trabajo, recibes un salario, tú vendes una mercancía que es tu fuerza de trabajo y luego vas al supermercado y te compras una manzana. Entonces en todas esas interacciones, tu relación social está mediada por una cosa, ¿qué pasa? Que entonces esa relación social parece que se explica por algo que está inscrito en la cosa misma, y por eso Marx dice esto es un fetichismo, porque es considerar que la propiedad de una cosa explica que tuviera una especie de vida propia, que en realidad es una dinámica social más profunda que no conocemos, no sabemos qué trabajo o qué proceso de trabajo, transporte o producción hay para que tú puedas tener una manzana en un supermercado. Todo ese proceso social y económico queda siempre oculto tras el objeto y parece que la manzana tiene vida propia, no tiene precio y no sabemos qué procesos, ya digo, laborales o económicos, hay detrás. Eso es lo que significa el concepto de Marx.
Con tu libro ayudas a repensar el lugar del fetichismo en términos de mercancía, ¿qué necesita la sociedad para transitar este pensamiento?
Siempre hay un tránsito que no es no es sencillo. ¿Cómo trasladar un concepto que al final es analítico a una práctica que quiere ser crítica y política? Creo que por esto Marx toma como como dos vías. Desde luego tuvo una implicación directamente política y busca movilizar a la sociedad en términos de implicación política y de acción política. Y luego creo que también tiene la concepción de que la propia teoría es una crítica y que el uso de la teoría te tiene que permitir contemplar la realidad social en la que vives de otra manera, y afectar también incluso a tu propia sensibilidad estética o emocional de otra manera para abrirte a planteamientos o posibilidades críticas diferentes que te saquen de la inercia de las cosas son como son y no pueden ser de otra manera.
¿Qué autores acompañan a Marx y te han acompañado a ti en la llegada a la concienciación?
Los referentes que he tenido tienen que ver con esta lectura actual de Marx, con esta corriente alemana como Michael Heinrich y algunos autores anteriores, en realidad desde la teoría crítica, como Adorno, pero sobre todo para mí es muy importante leer a Marx desde la tradición filosófica dura para entendernos. Para mí Marx no discute solamente con los economistas burgueses, como él los llama, con los Juan Ramón Rallo de hoy en día, diríamos, sino que él está discutiendo con la tradición filosófica. Está discutiendo con Nietzsche, está discutiendo con Platón o con Aristóteles. Entonces, a mí lo que me estimula es tratar de leer el canon filosófico clásico de otra manera, que ofrezca novedades para nuestro presente y que nos permita, como decía antes, mirar el presente de otra manera.
¿Por qué tu libro debería leerse?
Para crear algún estímulo y contemplar de manera crítica el mundo que nos rodea y romper esa capa solidificada de evidencias, según la cual las cosas son lo que son, la riqueza se genera en la manera que se genera o el trabajo es productivo por y para unos determinados intereses. Creo que este libro nos enseña a comprender que hay un análisis del capitalismo que a la vez que lo analiza, puede ser también crítico, y espero contribuir a ello.