El Día del Libro se celebra desde 1988. Una celebración internacional en la que el mundo mágico de las letras, de los discursos literarios, escritoras, escritores y editoriales tienen el protagonismo para recalcar en nuestra sociedad lo importante que es leer, comprender, aprehender y vivir imaginarios diferentes al nuestro para lograr una vida si no más plena, más consciente.
Pese a que inicialmente esta celebración se llevaba a cabo en la fecha del aniversario del nacimiento de Miguel de Cervantes, en 1930 se trasladó al 23 de abril. Se escogió este día porque es la fecha en la que fallecieron Cervantes, Shakespeare y Garcilaso de La Vega. Aunque los tres escritores murieron en 1616, no lo hicieron exactamente el mismo día. Cervantes fue enterrado el 23, mientras que la fecha del fallecimiento del dramaturgo inglés corresponde al calendario juliano. También un 23 de abril nacieron o murieron otros personajes importantes de la literatura como Vladimir Nabokov, Josep Pla y Manuel Mejía Vallejo.
LOUISA MAY ALCOTT, ESCRITORA ESTADOUNIDENSE, AUTORA DE MUJERCITAS.
«Los buenos libros, como los buenos amigos, son pocos y escogidos. Cuanto más selectos, más disfrutables.»
Citando a Antonio Muñoz Molina, en su charla sobre la intervención del azar en la ficción en la USAL: «Necesitamos saber cómo es el mundo y necesitamos escaparnos de él». Esta doble necesidad se presenta durante toda la vida al escritor, por ello, «cuando una persona escribe una novela debe formularse diversas preguntas: por qué voy a escribir esta historia, por qué esta y no otra».
Escapamos del mundo desde la infancia a través del imaginario ingenuo que nos es blindado por los dibujos animados y la literatura infantil, y posteriormente juvenil. Esta es la base de todo lector, de toda persona que quiere dedicarse al bello oficio de las letras, al mundo mágico de la literatura. Es por eso que hoy honramos este día ahorrándonos todo tipo de palabrería extra para hacer justicia a todos los libros existentes, aquellos que no están en las librerías, aquellos agotados o que nunca fueron publicados (como los libros que ocupan la novela de La biblioteca de los libros rechazados, del autor francés David Foenkinos).
Desde mi posición de escritora, lectora y editora os invito a indagar en estos libros, ya que considero que, junto con miles y miles de otros volúmenes interesantísimos, no hemos dejar de leerlos, regalarlos o releerlos:
- Pedro Páramo, Juan Rulfo
- Eisejuaz, Sara Gallardo
- Voz de vieja, Elisa Victoria
- Nada se opone a la noche, Delphine de Vigan
- Orgullo y prejuicio, Jane Austen
- La edad de la inocencia, Edith Wharton
- Romancero gitano, Lorca
- Un amor, Sara Mesa
- Pueblo yo, Aida González Rossi
- La tiranía de las moscas, Elaine Vilar Madruga
- La memoria del aire, Caroline Lamarche
- Los recuerdos del porvenir, Elena Garro
- La casa de los espíritus, Isabel Allende
- Tristura, Elena Quiroga
- Nuestra piel muerta, Natalia García Freire
- Gozo, Azahara Alonso
- Las afueras, Pablo García Casado
- Hammet, Maggie O’Farrel
- Mandíbula, Mónica Ojeda
- Amor divino, Ángela Segovia
- Sacrificio, Marta Agudo
- Demonios, Ben Clarck
- Actos impuros, Ángelo Néstore
- Estrella distinta, Roberto Bolaño
- El comensal, Gabriela Ybarra
- Elijo a Elena, Lucía Osborne-Crowley
- Las olas, Virginia Woolf
- Sólo humo, Juan José Millás
- La deseada, Maryse Condé
- No todo el mundo, Marta Jiménez Serrano
Hay tantos, ¡tantísimos!, libros que esta lista se convertiría en una larga ristra de títulos y nombres sin orden alguno, pues así concibo la literatura: un mundo mágico de letras donde no hay que seguir un orden, donde no hay prisa, un mundo en el que prima el disfrute por vivir y entender lo que otras personas nos ofrecen, con la calma y el cariño que le debemos a las letras.
¡Feliz Día del Libro!
